En el tazón mediano mezcla muy bien harina y sal. Haz un agujero enmedio y vacía la levadura.
Vacía un poco del agua tibia sobre la levadura y con un tenedor o tus dedos revuelve hasta disolver. Añade el azúcar y un poco más de agua a la levadura y mezcla unos segundos más.
Vacía el resto del agua y usando una de tus manos incorpora los ingredientes lo más que puedas en el tazón. Acabarás con una bola y harina pegada al tazón.
Vacía la bola y toda la harina sobre una superficie limpia y seca. Con una mano sigue amasando, con la otra empuja harina y pedazos de masa con la raspa para seguir integrando.
No amases de más, sólo se requiere que los ingredientes se integren bien y formen una bola un poco rugosa. Esto tomará aproximadamente unos 5 minutos.
Engrasa un tazón que al menos tenga el doble del tamaño de la bola. Cubre con plástico de cocina o con una manta de cielo o servilleta de cocina ligera.
Coloca en un lugar tibio alejado de corrientes de aire y deja fermentar hasta que doble su tamaño. Dependiendo del clima y humedad esto tomar entre 1 y 2 horas.
Vacía la masa sobre una superficie limpia y ligeramente enharinada. Suavemente poncha la masa para sacarle el aire y amasa por sólo unos segundos, sólo para formar una bola alargada o un rollo.
Con la raspa divide la masa en 8 piezas iguales (si gustas puedes pesarlas en la báscula para asegurarte que son del mismo volumen). Esto te dará bolillos de aproximadamente 14 centímetros, ideales para tortas.
Por supuesto que puedes dividirla en más pedazos si deseas bolillos más pequeños.
Toma una pieza y muévela con una moción circular sobre la mesa para hacer una bola, a esta acción se le llama boleado. Repite con todas las piezas.
Cúbrelas con plástico o manta de cielo y deja reposar por 20 minutos. Esto hará que la masa se relaje, se torne suave y crezca un poco.
Enharina tu área de trabajo y empieza a hacer los bolillos. Toma una bola, voltéala sobre la mesa y con tus dedos comienza a enrollarla de manera apretada (mira el video).
Dobla las orillas hacia el centro y sigue enrollado hasta formar un rollo apretado y medio gordito. Luego con tus dedos meñiques has presión mientras sigues rodando la masa para formar las orejas del pan, o sea la terminación redonda de las orillas del bolillo.
Luego con las yemas de tus dedos empuja suave pero fírmemente el centro para aplastarla un poco. Coloca en tu charola para hornear (no necesita estar engrasada, los bolillos no se pegan). Repite con todas las bolitas.
Cubre con plástico o manta de cielo, o servilleta de cocina. Colócalos en un lugar tibio sin corrientes de aire y espera hasta que doblen su tamaño. Dependiendo del clima y humedad esto puede tomar entre 45 minutos y 1.5 horas.
Una vez que casi han doblado su tamaño, precalienta el horno a 450 °F (230 °C) y coloca la charola pequeña (o recipiente resistente al horno) con agua caliente (1 1/2 - 2 tazas) en la rejilla más baja del horno.
Justo antes de hornear, esparce un poco de harina cernida sobre los bolillos, con el cuchillo o navaja y has una incisión un poco profunda en ángulo a lo largo de cada uno (yo generalmente uso un cuchillo aserrado).
Finalmente rocíalos con agua, esto es importante porque, el agua encima de la masa y el vapor del agua de la charola crearán esa corteza crujiente del bolillo.
Hornea por 20-22 minutes o hasta que tomen un tono dorado por ambos lados. Sácalos del horno y colócalos inmediatamente sobre la rejilla o rack para que al enfriarse no pierdan lo crujiente.